Retorno a la Didáctica

Por estas tierras noto una embestida importante contra la pedagogía y la didáctica. Hay un discurso muy fuerte y explícito que toma fuerza en los medios que lo amplifican y que muchas veces incluso se basa en los dichos de algunos colegas docentes, que consideran a las disciplinas más que la enseñanza misma. Se reflejan en ejemplos concretos como la columna llamada “Pedagocracia” de Gonzalo Santos o por el otro lado en posiciones que quieren mostrar la obsolescencia de las instituciones educativas desde posiciones tecnofílicas en extremo que intentan hacernos creer que en la era virtual la enseñanza ya no es tema de interés.

Veo también que este discurso tiene raigambre en otros lados y como siempre aparece magnificado en el nivel superior. Las universidad hacen culto de la relevancia de las habilidades y destrezas de las profesiones para las que forman en detrimento de la enseñanza.

Desde unas y otras posiciones aparece como rasgo común el hecho de correr a la enseñanza del eje educativo y –en el mejor de los casos- se le otorga cierta relevancia al aprendizaje. En el peor, se pone a los contenidos por encima de todo escindidos de lo más básico: del para qué y del cómo educamos.

Aún es incipiente este “desprecio” por la didáctica pero ya lo percibo como una constante en el discurso. Para quienes vivimos el debate del retorno a la democracia, de la mano de la denuncia del “vaciamiento de contenidos” de la educación que nos llevó al otro extremo de creer que con llenarnos de Contenidos Básicos Comunes que no tenían nada de “básico” íbamos a solucionar el problema educativo, esto de hoy debería operar como una luz de alerta. Ya hemos visto cómo tanto desde la tecnocracia del vaciamiento como desde la “contenidización” llegamos a donde estamos.

No nos engañemos señoras y señores: la culpa de los problemas educativos no vino de la mano de la enseñanza sino de la enorme confusión acerca de qué es la enseñanza. Y mientras se siga perpetuando el discurso que nos aleja de ella; más lejos estaremos de encontrar una solución real a los problemas.

Podríamos decir tal vez sin temer al juego de palabras, que el problema ha sido justamente la NO enseñanza. Cuando hablamos de la didáctica nos referimos al campo que se ocupa de configurar y establecer la enseñanza en relación con las características reales del aprendizaje. Es decir que no hay UNA enseñanza universal ni recetas mágicas: hay contextos, hay situaciones, hay que tomar decisiones de acuerdo a los escenarios que se presenten.

Pero deténgamos en otro punto ¿A qué se debe o de dónde pudo haber surgido este desprecio por la pedagogía y los pedagogos?

No veo en qué punto la pedagogía o la didáctica pudieron haber producido la crisis de la educación. En cambio sí veo cómo se ha podido “bypassear” la escena educativa de modo tal que asistimos a la lapidación pública de los pedagogos como chivos expiatorios de todos los males.

No voy a ser tan necia de desconocer que los susodichos somos un poco responsables de estos hechos: cuando hacemos culto de las frases inentendibles y las palabras rebuscadas; cuando escribimos en difícil y citando entre paréntesis a cada párrafo los veinte autores que leímos y conocemos, para dar cuenta de cuánto sabemos del tema; o cuando nos resistimos a comunicar una idea práctica y clara acerca de cómo resolver una situación concreta. Sin embargo, más allá de esta autocrítica profesional, el desprecio por la didáctica tiene bases que trascienden nuestra actuación.

El supuesto de que “cualquiera puede enseñar mientras sepa del tema” que da cuenta de la clara asimilación entre enseñanza y transmisión de información, suele dar argumentos a quienes creen hoy que Internet es capaz de enseñar más que un docente. Pero partamos de la base de que Internet no enseña y desde ahí para abajo tenemos una catarata de falacias para combatir.

Me preocupa sobremanera la falta de reconocimiento del saber didáctico como saber especializado del docente y su reducción a la identificación de habilidades o “dones” que vienen “naturalmente dados”. Porque además este ninguneo de la didáctica es el del docente en sí mismo, que resulta sumamente compatible con los discursos que lo responsabilizan de todos los males de la educación y que sustentan los argumentos para combatir su tarea de enseñar.

No creo que haya solución educativa posible sin volver a lo más esencial de la didáctica: a posicionarnos en el valor de la enseñanza al mismo tiempo que terminar de entender de una vez por todas que esa idea nostálgica que tienen algunos de lo que es enseñar, ya ha quedado muerta y enterrada ante los cambios que ha sufrido el conocimiento. Enseñar hoy es algo muy diferente a lo vivido por nosotros como alumnos en nuestra formación. Pero también considero que tenemos que estar alerta ante estos discursos “antipedagógicos” porque pretenden dejar a los docentes y su tarea fuera de todo debate por considerarlos de antemano innecesarios.

Cualquiera que quiera poner la tecnología o los contenidos en el centro mientras fogonea a pedagogos y docentes banalizando o minimizando la enseñanza, sólo contribuirá a empeorar la situación.

Es más que sabido por ejemplo que los cambios curriculares, ya sea que se planteen en torno a contenidos o competencias, no han logrando de por sí mejorar el panorama educativo. Así como lo dije en “La clave está en las estrategias didácticas”, es imprescindible revisar el cómo cuando nos referimos al cambio y esto sólo lo puede ofrecer el campo de la didáctica. Si bien el curriculum es parte integrante de la didáctica, hemos pasado mucho tiempo en ella dejando de lado las estrategias por miedo a volvernos “instrumentalistas” y en este escenario hemos dejado un enorme vacío que hoy se llena con los discursos antipedagógicos.

Para aquellos que cuestionan el aporte de los pedagogos, es importante resituar el trabajo de construcción de la didáctica general y las didácticas específicas en torno a los aportes y miradas de cada disciplina, pero también de las necesidades que nos imponen las nuevas formas de aprender. Encontrar el equilibrio entre ambos aspectos puede resultar el núcleo de las respuestas que estamos buscando para que definitivamente la educación hoy esté a la altura de lo que se requiere.

Volvamos a la esencial en las aulas. Si queremos mejorar, ¡retornemos a la didáctica!

Créditos imagen: 3:19. Clase. Fuente: Flickr.

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