El reino del revés: chicos haciendo de adultos; adultos que parecen adolescentes

Créditos imagen: fuente Flickr. Ferran Jordà, "No limits"

 

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12 comentarios

  1. Es un area de la crianza en el que he navegado grandes distancias,pues en esas aguas he vivido mi vida profesional especialmente con niños pequeños.Este tema tiene una gran amplitud y prefiero diferenciar ámbitos que van dejando trazas que se entretejen y lo complejizan.Encontramos lo que podríamos llamar el espacio íntimo,el más próximo que comienza desde lo más temprano,el más intenso cuando el niño descubre la diferencia entre «ser querido» y «ser querible»,que podríamos considerar el espacio personal,su salida del «nidaje» y primera aproximación a un entorno ajeno Y el más amplio,el espacio social.Según lo sistematiza T.Hall en La Dimensión Oculta.En ese recorrido se van presentando lo que se llaman límites y que prefiero denominar «valores» que son lo que definen su progenitura y dentro de los cuales se le encuadra la filiación.Su construcción de identidad.Nuestra construcción colectiva que se encuentra en descomposición ,a mi entender. se presenta frecuentemente en estado de anomia,sin reglas o con éstas deformadas como las imágenes de una pintura surrealista.Y entonces aparece un desfile de situaciones que se ven «des-colocadas» que estimulan conductas pervertidas en todos los estamentos de nuestra sociedad.Y que en este trabajo se presentan con claridad.

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  2. Se me ocurre también (aclaro que soy docente de una escuela que fue «tomada» por un grupo de alumnos) que a menudo los adultos, nos olvidamos de una condición clave del ser adolescente: el riesgo. La adolescencia implica una condición de riesgo. No me refiero a riesgo que se lastimen, sino que el hecho de convertirse en exploradores de un mundo que se abre a sus pies, de emociones, sensaciones, pensamientos, toma de posiciones, etc. etc. conlleva riesgos. Aquí se genera un dilema: los adultos cercanos, ¿vamos a ayudarlos a gestionar esos riesgos, o vamos a crearles nuevos riesgos? Más a menudo de lo que quisiera me encuentro -como tutor- con situaciones exasperantes de adultos cercanos con adolescentes que generan un círculo vicioso en donde se promueve a que los chicos lleguen a una situación en la que después esos mismos adultos se desentienden por completo e, incluso le echan la culpa a los propios chicos por romper estructuras. En esos casos, es muy difícil volver a «barajar y repartir» de nuevo, como si nada. Y aquí surge algo que noto muy seguido: los adolescentes tienen una capacidad de resilencia impresionante. Y eso es muy bueno. Pero esa resilencia debe estar acompañada por otros adultos que no sean sus «compinches», «compañeros de fumata» o «totalmente invisibles». Creo que esto es una deuda crucial de los profesorados, la de generar en los propios futuros docentes condiciones de asertividad y verdadero pensamiento crítico, que les permitan, cuando estén ejerciendo, poder actuar de una manera muchos más acorde con su condición de adulto responsable, a pesar de las huestes de otros adultos que se niegan a serlo. 🙂

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    • Miguel, lo que decís me parece central en todo este tema! El riesgo es uno de los puntos pero no porque debamos ayudarlos a evitarlo sino porque somos quienes los educamos en que existe y también en que puede prevenirse.
      Me quedo pensando mucho en lo que marcabas de la clave: la formación docente. Hace unos días escribí algo justamente sobre la imposibilidad de formar docentes con pensamiento crítico cuando se intenta «bajar» una sola línea de pensamiento. Es clave: ahí es donde deberíamos apuntar.
      ¡Gracias y un abrazo!
      Débora

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    • Acabo de conocer tu blog Débora, de la mano de «El reino del revés» que me pareció NECESARIO dada las operaciones de auto-desresponsabilización de los adultos que dimiten de su rol de tales. Si aceptamos lo sistémico que todo recorte necesita poner en segundo plano, también se nos presenta como necesario, aún desde nuestro rol de docentes, trabajar en favor de adultos que no llegaron a implementarse para sostener asimetrías sanas. Suena omnipotente pero no lo es, se puede si uno sabe hasta dónde puede llegar sin fungir de mesías de circo.
      Tu blog pasará a ser parte de lo que a mis alumnos recomiendo visitar.
      Cordialmente, C.

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  3. Me pareció muy bueno el artículo. Tremendamente real, en el momento que haces referencia a que en momentos se avanza rompiendo lo instituido y considero que así fue. Pero creo que hoy en día no está claro que es lo instituido, cada uno pone sus propios límites y todo vale, ya no hay esferas de lo público y de lo privado, somos todos iguales no hay distinción entre jóvenes y adultos. También soy docente y me duele escuchar docentes y directivos hablar despectivamente de los jóvenes de hoy, cuando encima la mayoría es madre/padre de esos jóvenes. Es necesario entender que los límites son necesarios pero no sólo para los jóvenes sino para nosotros los adultos también.

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