Hoy no voy a reflexionar sobre un tema de la escuela sino a compartir con ustedes el dolor de una pérdida. Me enteré de que se nos fue una de mis maestras, mis “mentoras”, esas personas de las que una no para de aprender en cada segundo que comparte. Se fue María Cristina Davini, formadora de formadores.
Cuando la conocí siendo mi profesora de la universidad, no pude evitar la fascinación: todo lo que planteaba nos abría la cabeza, nos hacía salir de sus clases pensando en cada pequeña cosa de la formación docente. Pero lo que más me impactaba era su humildad: teniendo un conocimiento enorme, contaba con el don de transmitirlo desde la sencillez.
Cristina nos presentaba la Didáctica como problemas permanentes: nos hacía pensar en la enseñanza desde lugares increíbles. Pero no solo era una “teórica” sino que planteaba el valor y la centralidad de la práctica pedagógica.
Su mayor virtud sin dudas, era la comunicación y la transmisión. Cuando la escuchabas, te comprometía con su mirada transparente a involucrarte.
Como suele suceder en estos casos, no creo que ni la academia ni los ámbitos político educativos por los que transitó le hayan correspondido todo lo que ella dio de su vida por la formación docente. Al fin y al cabo, ¿siempre se cumple la regla de “nadie es profeta en su tierra”?. Espero que hoy estén a la altura de las circunstancias y la homenajeen como se corresponde.
Creo que atravesó muchas injusticias tremendamente inmerecidas, porque si algo tenía es que era una buena persona. Su generosidad absoluta quizás haya sido paradójicamente lo que le jugó en contra frente a personas que no saben reconocer y valorar tantas virtudes, o bien que las viven como “amenazantes” para sus propias acciones. Su única ambición era contribuir de manera genuina a mejorar la formación.
Sus escritos son legados invalorables para quienes formamos docentes: son el pilar para plantear la Didáctica pero a su vez la puerta de entrada a la reflexión sobre el peso de las biografías escolares dentro de la formación.
Generosa, paciente, problematizadora, cálida, afectuosa… son algunos de los principales adjetivos que le caben a María Cristina Davini.
Me gustaría recordarla a través de esta charla que dio, una de las pocas que tenemos registro público en video.
¡Adiós a mi querida maestra! Vas a estar siempre presente en todos aquellos que nos dedicamos a la formación docente.
Un homenaje conmovedor y a quienes no la hemos conocido es una presentación.
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[…] conocimiento. Nadie nace sabiendo enseñar. Siempre cuando digo estas cosas cito a mi gran maestra Cristina Davini que lo ha explicado con tanta claridad, tanto en sus textos como en sus […]
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