Escuchar y ponerse en el lugar del otro: ¿algo que viene escaseando en la escuela?

Créditos imagen: https://www.pinterest.com/lesnines/frato/

La infancia ha cambiado, pero no creo que de forma diferente a lo que nosotros sentíamos cuando éramos niños y vislumbrábamos poca comprensión acerca de nuestros temas y problemas por parte de los adultos. Es sencillamente un hecho que siempre las infancias serán diferentes por épocas y contextos, aunque quizás lo que no varíe sea la forma en que se las considera desde la mirada de los adultos.

Hay que decirlo con claridad: hay poca escucha y subestimación de la mirada de los niños. Hace años que el genial Francesco Tonucci lo viene afirmando en sus discursos y a través de sus viñetas, pero no parece haberse modificado. Cuando los niños logran poner en palabras sus ideas, hay una suerte de desvalorización o minimización de su peso a tal punto que, en ocasiones, los adultos reaccionamos como si fuera gracioso simplemente escucharlos pero no aportara nada más trascendente.

Estamos en una rara época en donde asistimos a los extremos: la tiranía de la niñez y la falta de límites, combinada con una falta de escucha y la imposibilidad de ponerse en el lugar de los niños para comprenderlos. En el medio, queda un gran vacío por cubrir…

En cuanto a la escuela, vemos muchas veces cómo se ha transformado en el espacio del “como si”: rituales, formas de comunicación y relación repetitivas, inercias… Poco tiempo y espacio para detenernos a pensar qué implica para los niños por ejemplo la ausencia de escucha. Los monólogos de los docentes impactan no solamente sobre los chicos sino sobre sus familias: el ida y vuelta en la comunicación parece un bien en extinción.

Me gustaría destacar la idea de que la falta de escucha es también una forma de maltrato. No vamos a desconocer que gran parte de la responsabilidad de toda esta situación se la llevan las condiciones de trabajo docente: con tres cargos por día, es difícil tener la disposición para escuchar, observar y poder ponerse en el lugar del otro. Pero también debemos visualizar que esto genera necesariamente un panorama difícil para la tarea de enseñar. Si a esta situación le sumamos el hecho de que chicos y jóvenes, cada vez más imbuidos en sus mundos fuera de la escuela tampoco se escuchan demasiado entre sí, la cosa se vuelve tanto más complicada… Desconocer al otro y sus necesidades representa un destrato que afecta las posibilidades de convivir mejor y aún más de aprender.

Muchas veces he dicho que la escuela hoy corre tras pioridades de contenidos que la alejan de los problemas reales que transcurren en su interior: sin dudas uno de ellos es este cortocircuito en la comunicación. Me cuesta ver el escaso valor que se le asigna a la escucha en las situaciones cotidianas de aula, que suelen estar impregnadas de “bajadas” de temas y ocupan todo el tiempo escolar mientras corren obsesionados por el curriculum. Pareciera que cualquier espacio para detenerse a escuchar fuera considerado como una “pérdida de tiempo”.

¿Cómo se soluciona? Creo que sencillamente cambiando el orden de prioridades y teniendo presente que no siempre lo urgente es lo importante. ¿Qué sentido tiene seguir “dando temas” cuando del otro lado no hay quienes puedan escucharlos? ¿Se trata acaso solamente de llenar el tiempo con discursos referidos a los contenidos curriculares o de educar? Educar es necesariamente un proceso mucho más ambicioso y que requiere de diferentes capacidades que la mera transmisión de contenidos.

Creo que el día que entendamos que no se puede aprender si no están resueltos estos temas, seguramente será cuando empecemos a mejorar la escuela. Y también cuando logremos comprender que todo el mundo tiene derecho a ser bien tratado, lo cual incluye ser escuchado y atendido en sus necesidades. Tal vez no haga falta demasiado para empezar a cambiar algunas cosas de la escuela…

Seguramente sería necesario reflexionar acerca de que las familias también deberían poder recuperar la posibilidad de ponerse en el lugar del docente y dejar de asignarle todo el peso de los problemas que transcurren en la escuela. Al fin y al cabo no somos otra cosa que personas que sentimos; pensamos; trabajamos; nos equivocamos y probamos, con mejores o peores resultados en cada caso. Pero ya sabemos que estos procesos son mucho más lentos que los cambios que podamos generar los propios docentes dispuestos a replantear nuestras prácticas.

Una buena práctica característica del nivel inicial podría ayudarnos en todos los demás niveles: allí existe la costumbre de la “ronda de intercambio”, el espacio cotidiano planificado y abierto todos los días con el afán de escuchar y compartir con los demás sus pensamientos y sentimientos. Muchas veces creo que si tomáramos varias prácticas de la educación inicial, en vez de infantilizar la enseñanza como varios creen, encontraríamos grandes aportes para mejorar la escuela. Una de ellas es la que mencionaba, la otra indudablemente la centralidad de lo lúdico.

¿No será hora de recuperar las buenas prácticas de que ya han sido probadas con éxito en otras instancias del sistema educativo y perder los prejuicios para empezarlas a experimentar?

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3 comentarios

  1. Como siempre, alucianante, Débora como hacés foco en cada uno de los aspectos que hacen a aquello que circula en la escuela.
    Al leer recordaba una investigación de la que participé en la que se buscaba dar la palabra al niño para saber cuál era su mirada acerca de las pautas que regulaban las interaccione sociales con los adultos.

    Pueden buscarla en la página de la Facultad de Psicología: http://23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/obligatorias/053_ninez1/investigaciones_actuales.php

    Aquí copio un extracto de presentación:

    Título del proyecto: Representación Infancia y Producción de Subjetividades en la Niñez: Estudio Descriptivo Interpretativo de la Gramática de las Relaciones Adulto-Niño.

    Proyecto acreditado en la Programación UBACyT 2011 – 2014. Secretaría de Ciencia yTécnica de la Universidad de Buenos Aires.
    Tipo de proyecto: grupos consolidados.( Código: 20020100101069 )
    Directora: Dra. María Elisa Pizzo

    Este proyecto continúa investigaciones anteriores (UBACYT. AP28, AP46, P026 y F816) cuya temática central ha sido la indagación de la representación Infancia que circula en nuestro espacio socio–simbólico. Esta investigación se focaliza en una dimensión de dicha representación: la relación adulto-niño, como categoría producida, sostenida y trasmitida por medio de diversas formas simbólicas y prácticas.

    La investigación se propone identificar y describir aspectos de la “gramática” de la relación adulto- niño construída por los niños, entendida como el conjunto de principios que describen, organizan y regulan sus relaciones con los adultos en el contexto cultural actual e interpretarla a la luz de los aportes conceptuales de la Psicología del desarrollo, el Psicoanálisis, la Teoría Social y la Semiótica.

    El marco metodológico general proviene del Modelo de Análisis Tripartito de la Hermenéutica Profunda (Thompson, J.1993) que diferencia tres niveles de análisis:1. El proceso de producción y transmisión de las formas simbólicas. 2. Los contenidos que vehiculizan dichas formas simbólicas 3. El proceso de recepción y apropiación de las formas simbólicas por parte de los sujetos.

    El tipo de diseño es descriptivo interpretativo, intencional, de muestra pequeña, transversal.

    Se propone trabajar con una muestra de 32 niños/as de 8 a 12 años, de diferentes medios socioeconómico-culturales y emplear como instrumentos la entrevista semidirigida y la observación.

    El dispositivo de indagación diseñado contempla la realización de entrevistas individuales con los niños y discusiones en pequeños grupos posteriores a la proyección de fragmentos de series televisivas y del relato de un cuento.

    El análisis de la información apunta a identificar categorías emergentes del análisis de los textos producidos por los niños/as, con procedimientos inspirados en la teoría fundamentada en los datos y a caracterizar las prácticas en los intercambios entre adultos y niños.

    Directora: Dra. María Elisa Pizzo
    Co-directora: Dra. Cristina Chardon
    Integrantes:

    Lic. Karina Krauth
    Lic. Mabel Catáneo
    Lic. Lucía Gomez
    Lic. Cecilia Kalejman
    Lic. Florencia Biotti
    Lic. Leticia Grippo M.

    Alumna Yael Carbonetti
    Alumna Constanza Mutis Traub

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  2. Has abordado un tema crucial.Punto de inflexión y a la vez de entretejido de una diversidad de aproximaciones al otro.Cualquiera sea.Y particularmente ,el de los niños tiene lo propio.Escuchar no sería sólo oir el habla del otro.Requiere una aproximación que implique un querer saber quién es ese ser.Curiosidad ,interés, ingresar en la aventura del conocimiento de esa vida.Colocarse en un lugar de no saberlo y de no buscar identificar lo sabido…Y recorrerlo.El sólo hecho de abrir esta disposición el niño lo percibe y habla…nos habla.. de su saber de cómo registra la vida.Y VAYA QUE ES APASIONANTE MIRAR LA VIDA DESDE SUS OJOSY mucho más…continuando ese camino

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