¿Más siempre es mejor? Reflexiones acerca de la jornada extendida

Pareciera haber un gran consenso social respecto de las ventajas sobre el aprendizaje que implica pasar más tiempo en la escuela. A partir de allí las iniciativas políticas se montan sobre metas como los 180/190 días de clases o la carga horaria diaria de los chicos dentro de la escuela. Si bien había comenzado a abordar este tema cuando escribí en el 2014 “Más días de clase no es mejor calidad”, quisiera hoy profundizar sobre algunos aspectos dada la tendencia de las jurisdicciones a implementar la denominada “jornada extendida”.

Para contextualizar, situémonos en la la Ley de Educación Nacional 26.206 que en desde el año 2006 establece en su artículo 28:

“ Las escuelas primarias serán de jornada extendida o completa con la finalidad de asegurar el logro de los objetivos fijados para este nivel por la presente ley”

Sobre esta base, diferentes provincias argentinas se embarcaron en la experiencia, tal como relataba esta nota en 2016 de Clarín: “Suman hasta 4 hs de clase en 2000 escuelas del país”. En un escenario a donde tanto se cuestiona la calidad educativa de las escuelas argentinas, la fórmula de “más horas” a la que todos parecen adherir me provoca el menos unas cuantas preguntas.

Jurisdicciones pioneras como Córdoba, han desarrollado experiencia y ya comienzan a mostrar algunos resultados. Documentos que relatan experiencias de lo más diversas; otros que presentan los fundamentos y algunos que comienzan a desarrollar evaluación, dan cuenta de la envergadura de estas políticas. En principio, me gustaría analizar los supuestos que las sustentan.

Fundamentos y supuestos de la jornada extendida

Sin dudas el que más les gusta transmitir a los gobiernos es el que dice que “mayor tiempo en la escuela logra mayor calidad educativa”. ¿Es realmente válida esta información? ¿Cuenta con resultados de investigaciones que lo avalen?

Como los debates pedagógicos en nuestro país suelen ser acotados y poco fundamentados, me propuse rastrear un poco el tema para ver con qué contábamos. Así me topé con un documento desarrollado por IIPE-Unesco en 2010, “Estado del arte: Escolaridad primaria y jornada escolar en el contexto internacional. Estudio de casos en Europa y América Latina”, en donde en su página 65 refiere a las políticas de extensión de la jornada escolar, tomando algunos casos de referencia y poniendo el eje sobre la jornada completa. Así, citando un estudio de Rivas, 2006 expresa:

“La mayoría de los programas de extensión de jornada, a pesar de anclarse en aspiraciones de mayor justicia social, no fundan la inclusión de las escuelas en datos objetivos relativos a la condición socio-económica de los estudiantes o del contexto sociocultural en el que se inscriben las escuelas (Rivas et al., 2006). La falta de datos estadísticos al respecto es una fuerte limitación para la adecuada implementación de los programas de extensión de la jornada (Rivas et al., 2006). Esta insuficiencia de información también se extiende a la infraestructura escolar (el último censo fue hecho en el 1998).”

De este modo, las decisiones que toman sobre extensión de jornada aparecen arraigadas en el plano de lo político pero encuentran poco sustento en datos concretos. En este mismo documento se alude por ejemplo a un trabajo de Padawer, 2007, que sistematiza las experiencias de escuelas con intensificación en un campo desarrolladas en las Ciudad de Buenos Aires para jornadas completas y algunas de las cuales no lograron sobrevivir al cambio de gestión política de la jurisdicción. Sin haber realizado una evaluación rigurosa y sistemática de las experiencias, simplemente algunas volaron de un plumazo (entre ellas la que yo misma gestioné de “Escuelas con Intensificación en TIC”.)

Estos hechos ponen de manifiesto que los argumentos de calidad que se esgrimen para la extensión o intensificación de las jornadas, no resultan tales sino que tienen su base en la decisión política de la gestión de turno.

Así entre otros documentos locales encontramos “Nuevos lineamientos pedagógicos para la ampliación del tiempo escolar. Programa de Jornada extendida “La escuela sale de la escuela”. De este escrito, recupero la idea de vincular la escuela con lo comunitario, aunque sin embargo no puedo dejar de hacerme algunas preguntas:

¿La innovación queda para el “tiempo de alargue” en la escuela”? ¿La reformulación de formatos organizacionales no debería corresponder a la escuela en su totalidad? Veamos algo de lo que allí se postula:

“representa una oportunidad para reformular conceptual, y organizativamente la escuela, en todos los niveles de la educación obligatoria, intentando abordar los desafíos de la implementación de más tiempo de escolaridad desde una perspectiva pedagógica renovada e innovadora en la que cada escuela formula sus propuestas de enseñanza guiadas por los propósitos y metas enunciadas para el nivel, de acuerdo a los marcos curriculares vigentes y considerando la singularidad de los contextos en los que despliegan su labor.”

¿Cada escuela formula sus propuestas para la jornada extendida pero no para el resto? Si están guiadas por los propósitos y metas para el nivel, sumado el curriculum… ¿qué margen de acción le queda a la escuela para decidir?

En el mismo documento se proponen una serie de “dominios” enunciados por la UNESCO que operan como base de la organización de la jornada extendida. En este marco, no parece haber mucha capacidad de decisión para cada institución.

Tomemos en cuenta como antecedente por ejemplo las escuelas de jornada simple de la Ciudad de Buenos Aires, que durante muchos años ofertaron talleres optativos en contraturno cuya propuesta era definida por cada institución. En este sentido, la propuesta actual pareciera ir hacia atrás más que proponer un avance, dado que estructura los espacios no estructurados y los carga de contenidos y sentidos únicos.

Si miramos por ejemplo en la propuesta actual de CABA, nos encontramos dentro de sus propósitos:

“Para garantizar una educación pública de calidad es fundamental construir espacios pedagógicos integradores que permitan a todos los chicos desarrollar su máximo potencial. A través del proyecto Jornada Extendida nos proponemos fortalecer las trayectorias educativas de los alumnos y generar sentido de pertenencia con la escuela, como medio para impulsar sus habilidades académicas y socioemocionales.”

La jornada extendida se presenta como una “esperanza para el incremento de la calidad”. ¿Podrá con esta expectativa?

El debate en España: jornada continua, jornada compacta, jornada intensiva

Comenzó hace más de 15 años pero cobró fuerza en los últimos: el debate en España giró sobre la jornada partida o compacta pero es interesante analizar cómo aparece dentro de él también la fantasía relativa a la asociación de tiempo escolar/calidad educativa.

Uno de los especialistas que mayores aportes ha realizado a estos temas es sin duda Mariano Fernández Enguita. Veamos aquí el extracto de una entrevista:

¿Se ha hecho algún tipo de investigación en este campo? ¿Qué resultados recogen?
El resumen general es que no hay ningún informe que demuestre que la jornada escolar aumenta el rendimiento académico, es más, algunos datos indican que lo reduce. No sabemos qué efectos tiene en referencia a la conciliación de la vida familiar y laboral, aunque deducimos que mejorará un poco la de algunas familias y empeorará bastante la de otras. Asimismo, lo que sí que está demostrado es que afecta negativamente el sueño de todo el alumnado y el ocio de aquellos que tienen menos recursos, no tiene efectos sensibles sobre la formación ni sobre la coordinación del profesorado.

¿Cree que en la actualidad respetamos los tiempos de los menores? ¿O los cargamos con demasiados deberes y repasos?

Lo que creo es que no se respetan las capacidades y necesidades diversas del alumnado. La escuela podría hoy en día, con más personal, (incluso teniendo en cuenta los recortes) y con un uso inteligente de la tecnología digital, atender esta diversidad, entre otros medios, a través de una organización y gestión flexible del tiempo. Es innecesario, por ejemplo, que todo el alumnado esté en el centro las mismas cinco horas del aula (en intensiva o en partida), cuando podrían concentrarse las actividades colectivas a media mañana y flexibilizar entradas y salidas y permanencia en el centro alrededor de estas horas. Así responderíamos mejor a las necesidades del alumnado, puesto que algunos tienen las familias en casa, otras en el trabajo, unos necesitan refuerzo académico y otros tendrían espacio para poder desarrollar otras actividades.”

 No es sólo el tiempo: qué, cómo y cuánto en la escuela

Vayamos más allá de la experiencia española y analicemos la tan promocionada experiencia de Finlandia. En una entrevista, una docente relata las características del tiempo en el sistema finlandés.

“El año escolar en la enseñanza obligatoria comprende 190 días, que se extienden desde mediados de agosto hasta comienzo de junio. El mínimo número de horas lectivas semanales oscila entre 19-30 según el curso y las asignaturas optativas.

¿Cuáles son las ratios y los horarios escolares?

Tienen todos jornada continua. Sólo en preescolar, primero y segundo curso tienen posibilidad de asistir a una especie de ludoteca pública en la misma escuela o cercanías, un servicio que se ofrece a bajo coste un par de horas antes y/o después del horario escolar. Hay diferencia en el número de alumnos y de profesores en la escuela. En clase de mi hija ahora son sólo 12 alumnos aunque la media en los primeros años es de 19-20. De todas formas no hay normas referentes al número de estudiantes por clase. Los grupos, que por lo general son de la misma edad, pueden estar formados a veces por alumnos de diferentes edades. Me parece también muy significativa la diferencia respecto a España que cada centro docente finlandés pueda elegir a sus profesores. Otro aspecto distinto a señalar es el reconocimiento de la formación continua sin diferencia de edad. Los finlandeses no dejan de participar en programas formativos de cualquier tipo y a cualquier edad. Se ha definido Finlandia como el país en donde les encanta aprender.

¿Existe allí la polémica suscitada en la actualidad en nuestro país en la que los padres se oponen a los deberes? ¿Su hija realiza tareas o trabajos en casa?

No, no existe. Según la ley, los niños deberán tener tiempo suficiente para descanso, recreación y aficiones una vez cumplido el horario escolar, viajes escolares y deberes. En los primeros años mi hija tuvo muy pocos deberes y en los tres últimos años de básica tienen más, pero no se consideran ni excesivos ni innecesarios. Hacen también tareas prácticas de cocina, costura, etc. y leen muchos libros. Se fomenta desde muy temprana edad su autosuficiencia, creatividad y desarrollo intelectual; a ser prácticos y también a pensar por si mismos y razonar, no a memorizar.”

En esta experiencia hablamos de no más de 6 hs escolares diarias y de la valoración del tiempo libre como tiempo de ocio, descanso y juego que se considera tan formativo como el escolar. Más que mensurar las horas, se está pensando en qué aprender en la escuela y en cómo es la mejor manera de hacerlo. Es claro que el centro del planteo está puesto aquí en los chicos.

¿En quién piensa la jornada extendida?

Me gustaría situarnos finalmente sobre este punto que creo que es la clave para entender la obsesión por el incremento del tiempo escolar. De lo que vemos aquí (y de mucho más material que no he citado en esta instancia), las evidencias sobre los efectos positivos de la jornada extendida para el aprendizaje resultan más que escasas.

Sin embargo, todos sabemos que existe una presión social por mantener a los chicos dentro de la escuela, impulsada sobre todo por la situación que obliga a los padres a estar cada vez más horas fuera de sus hogares sin poder ocuparse o compartir tiempo con sus hijos. El clamor en este sentido es innegable y resulta común a todos los extractos sociales, por diferentes motivos. De este modo las gestiones políticas recogen la demanda y le dan un tinte que justifique la decisión: todo está bien mientras el sistema se mantenga. En vez de pensar en cómo reformulamos las condiciones sociales y económicas, dejamos a los chicos más tiempo en la escuela y nos convencemos de eso es lo mejor para ellos y para su aprendizaje. Ahora, ¿es siempre así?

En mi amplia trayectoria como docente he conocido innumerable cantidad de chicos que no son para una jornada completa. Niños que para su bienestar personal y académico requieren estar en la escuela el menor tiempo posible. ¿Qué haremos con ellos si generalizamos la jornada extendida? ¿Acaso su inclusión resulta menos importante que la de los demás?

Sí, ya sé que resuelve la problemática de los padres y yo misma muchas veces prefiero que estén dentro de la escuela que vagando medio día solos sin rumbo. ¿Pero será bueno poner todos dentro de la misma bolsa?

Lo que propongo es que, al menos, sinceremos la situación y dejemos de promulgar que extendemos la jornada por su bien, sobre todo cuando no existe ninguna investigación contundente que nos demuestre su valor. Las otras razones no son menos válidas, pero sostengamos las adecuadas.

Por supuesto que si enriquecemos la escuela con opciones para ellos en donde puedan elegir realmente aquellos espacios que tienen que ver específicamente con las necesidades e intereses particulares les estaremos brindando algo mejor. Pero dejemos de decir que sabemos qué es lo mejor para todos ellos en general y de afirmar con tanta contundencia que si los retenemos en la escuela sabrán más o aprenderán mejor. Me parece que este sinceramiento resulta elemental si no queremos hacer de las experiencias de extensión de la jornada un fracaso en sí mismas.

Algunos enlaces de interés sobre el tema

Soledad Acuña: “La jornada extendida ayuda a mejorar el rendimiento de los chicos en las aulas”

http://www.infobae.com/sociedad/2016/08/29/la-jornada-extendida-ayuda-a-mejorar-el-rendimiento-de-los-chicos-en-las-aulas/

Es obligatoria, pero sólo 1 de cada 8 alumnos tiene doble jornada

http://www.infobae.com/sociedad/2017/03/04/es-obligatoria-pero-solo-1-de-cada-8-alumnos-tiene-doble-jornada-escolar/

 ¿Es la jornada continua lo mejor para los niños?

http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201601280801-jornada-continua-mejor-para-ninos.html

La ciencia que sustenta la jornada escolar continua

http://blog.enguita.info/2017/03/la-ciencia-que-sustenta-la-jornada_19.html

F. Enguita: “Los que ganan con la jornada continua son los que ganan de todos modos”

http://fapacastello.com/es/2017/02/09/m-f-enguita-que-guanyen-jornada-continua-son-que-guanyen-totes-maneres/

Así son los horarios de los alumnos españoles en comparación con otros europeos

http://www.eldiario.es/sociedad/Espana-paises-europeos-ninos-Escuela_0_607889419.html

La jornada continua. Sin evaluación después de 35 años de implantación

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/04/06/la-jornada-continua-sin-evaluacion-despues-de-35-anos-de-implantacion/

Jornada escolar “a la finlandesa”

http://elpais.com/diario/2008/05/03/cvalenciana/1209842285_850215.html

Créditos imagen: El objetivo Aldia. Dia 19 – tiempo. Fuente: Flickr.

 

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3 comentarios

  1. Hola, gracias x el artículo. Agradezco q me orienten en lo siguiente: a quién recurrir o q recurso utilizar para solicitar la cancelación de la JE? (Básicamente todos los padres del colegio estamos en desacuerdo, no sólo x los horarios q complican mucho a la clase trabajadora y al tiempo familiar, sino xq la institución no dispone de la infraestructura mínima para esta actividad)

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    • Hola Nico,
      Depende del área en la que se inscribe la institución de la que estás hablando. Ej: Dirección de Educación Primaria o Media, Dirección de Formación Docente, etc. Sino podés consultar vía la supervisión.
      Saludos!
      Débora

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