El infaltable balance del año 2017

Cuando inicié “Pensar la escuela” en 2013 lo hice con mucho entusiasmo: tenía enormes ganas de compartir experiencias; dialogar con colegas y familias; pensar en voz alta qué teníamos que revisar de la escuela y esbozar propuestas concretas superadoras. Así creo que fueron los primeros años del blog, haciendo un análisis desde el presente hacia el futuro pero siempre desde una posición optimista y propositiva.

En el 2016 asumí el cargo de conducción de mi querida institución, y comencé a darle a este espacio una mirada complementaria, desde el lugar que me tocó asumir. Sin embargo, no puedo dejar de ver que el relato de la realidad concreta de lo que pasa en las escuelas -desde una perspectiva más abarcativa- hizo que algunos dejaran de interesarse en lo que escribía o bien que muchos que lo cuestionaran desde una posición más ideológica y si se quiere hasta “partidaria”. Si vamos a decir todo, también es importante señalar que otros muchos comenzaron a seguir el blog, preocupados por entender esa compleja realidad escolar.

Desde un lugar de toma de decisiones como lo es el equipo de conducción, la comunicación es de enorme responsabilidad. Esto no implica “dibujar” u “ocultar” las cosas como son, sino por el contrario tener el compromiso de decir lo que va pasando. Y a veces, seamos honestos, la realidad molesta.

La escuela no es siempre lo que queremos, sino más bien lo que podemos. A quienes estamos en la dirección esto nos produce incluso por momentos enormes frustraciones, pero buscamos aquello que nos tracciona para seguir adelante. En los equipos de conducción, sabemos mucho de discrepancias, debates y diferencias. Nuestro trabajo no es color de rosa y nos obliga a intercambiar puntos de vista con quienes opinan muchas veces de manera muy diferente a la nuestra. Ahí está el centro de la vida democrática de las instituciones: el juego de opiniones, la discusión, la búsqueda de consensos que no siempre se logran. Quienes estamos en estos lugares sabemos que es imposible que todos acuerden con nuestros criterios, a pesar de hacer los mayores esfuerzos para conciliar posiciones.

Este 2017 estuvo lleno de debates, pero también de ataques hacia la escuela pública y la docencia. Y cuando eso sucede, es difícil poder retomar la escritura optimista ya que las energías se ponen en defender de algún modo lo que se sabe valioso. Esto puede no responder a las expectativas de todos quienes leen y siguen el blog, pero eso no lo hace menos necesario. Hay momentos en que hay que tomar decisiones que no admiten la tibieza y que arrasan todo espíritu conciliador, propio de quienes tenemos que estar a cargo de las funciones directivas. Estos momentos son, sin duda, los que ponen en jaque a nuestras instituciones y a sus comunidades, como lo hemos vivido durante todo este año.

Habrá quienes crean, por el discurso predominante de los medios, que nos merecemos los ataques. Pero a quienes estén posicionados en este lugar quiero decirles que nada daña más la educación que atacar su corazón, constituido por los docentes, los alumnos y sus familias. Cada embestida contra los docentes y la escuela pública se paga con muchos años de problemas para la educación que no tienen vuelta atrás. Así que cada vez que algunos se plieguen a estos ataques, piensen su responsabilidad en la perpetuación y agudización de los problemas educativos que provocan con esas actitudes.

No hay educación sin escuelas. No hay escuelas sin docentes. No hay enseñanza sin alumnos dentro de las escuelas. Todo lo que se constituya en un embate contra esto, pagará un precio muy caro.

Que el 2018 nos encuentre muy unidos defendiendo la escuela pública.

Que nuestros gobernantes dejen sus miserias partidarias de lado para dejar que la educación florezca de verdad.

Que este año nos encuentre con las fuerzas necesarias a quienes trabajamos en las escuelas para darle batalla si es que no lo entienden.

A mis queridos colegas directivos y docentes; a los alumnos que con su esfuerzo y compromiso son el para qué de nuestro trabajo; a las familias que nos acompañan para hacer nuestra escuela pública la mejor, ¡¡¡GRACIAS!!!!! ¡Y muy feliz 2018!

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2 comentarios

  1. He acompañado por tramos tu digno recorrido…he podido instruirme acerca de tareas que son cercanas pero desconocidas en sus entrañas.Desde ese lugar que me ha sido respetado y agradezco..te hago llegar mi respeto y cariño .Buen camino y buena vida para ti. Frida.-

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