Estos días tuvimos la enorme satisfacción de organizar el 22 de febrero pasado desde el Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal de CABA (CESGE), una mesa de debate con especialistas de primer nivel para abordar el tema de las políticas públicas de formaciòn docente, de cara al proyecto de universidad que ha impuesto el Gobierno de la Ciudad.
Quiero compartir con ustedes algunas notas que tomé y que me resultaron sumamente ricas para seguir pensando la problemática que han instalado desde el Ministerio de Educación, desconociendo todos los espacios de debate e intercambio que se venían realizando con la presencia de las comunidades de las instituciones formadoras.
Axel Rivas planteó el desafío de la formación docente en este momento como “poderosa fuerza instituyente”. En estos términos habló de la necesidad de encontrar un equilibrio entre la reproducción y la transformación tendiendo puentes entre la historia y la modificación de las prácticas tradicionales.
Señaló además que la formación docente no alcanza de por sí para rediseñar el sistema educativo y habló de un enfoque sistémico, que dé cuenta de la interacción de diferentes ejes a considerar. En esta línea presentó como temas para pensar las políticas públicas:
- El liderazgo legítimo, entendido como la existencia de una autoridad política que pueda ser consecuente con lo que se propone.
- Los recursos, como condición no definitiva pero necesaria.
- La creación de diálogos “que funcionen”, en los que se atiendan los saberes de los actores del sistema y visualizando a las instituciones como actor esencial de ese diálogo.
- La capacidad técnica, plasmada en la conformación de equipos que sepan sobre educación, que tengan conocimiento del sistema y que puedan pensar “más allá”.
- El tiempo, que conjugado con hipótesis de cambio permita la continuidad de las políticas de la mano de equipos rigurosos en su tarea.
Al finalizar esta enumeración destacó que es difícil encontrar estos elementos hoy en la gestión político-educativa de la Ciudad de Buenos Aires.
Andrea Alliaud enfatizó que no es posible echar toda la responsabilidad del sistema educativo a la formación docente. Deben considerarse conjuntamente los recursos, los contenidos, la organización institucional.
Realizó una historización de los procesos que ha atravesado la formación docente en Argentina. En el recorrido destacó la década del ´90, de transferencia a las jurisdicciones, en donde las políticas se plasmaron sobre las desigualdades, provocando una notable fragmentación y desintegración del sistema formador. Este período lo caracterizó además por la impronta de la desautorización y la desvalorización del docente, a quien se sometió a procesos de capacitación masiva por considerar que sus saberes resultaban obsoletos. En este sentido, destaca que se plantea en ese período la paradoja entre un discurso de modernización y profesionalización, acompañado de los niveles salariales más bajos para la docencia.
Luego pasó a describir la década del 2000, a donde destaca la creación del Instituto Nacional de Formación Docente como reconfiguración de un sistema atomizado, con la intencionalidad de garantizar una base nacional. En el período también se resalta la extensión de las carreras de formación docente todas a un mínimo de 4 años como el resto del nivel superior. También como rasgo de esta etapa se recrearon los espacios de consulta con directores de nivel superior del país; gremios y universidades.
Propuso entonces pensar qué aspectos se requieren hoy para la continuidad y profundización de las políticas de formación docente. Sin embargo, utilizó la metáfora del “tsunami” para la política educativa, definiéndola como una etapa de restricción en el universalismo. En cuanto al análisis específico de la situación de los profesorados de la Ciudad de Buenos Aires, destacó como problema el alargamiento de las cursadas y señaló cómo se estaban analizando formas alternativas de promoción y recuperación de las cursadas para plantear soluciones a este problema. A pesar de ello, el proyecto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue en una línea totalmente diferente de lo que se venía trabajando, decidiendo súbitamente dejar de escuchar las voces de los actores del sistema.
Alejandra Birgin posicionó el debate sobre formación docente como algo internacional pero también aclarando que ya lleva bastante tiempo. Señaló que no hay soluciones mágicas y que el cambio se inscribe en las políticas educativas actuales. Dentro de lo que promueve el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, plantea la necesidad de pensar la relación entre el proyecto UniCABA y el de la “Secundaria del Futuro”, junto con el cierre de instituciones educativas.
Señala que el proyecto UniCABA sencillamente “se lleva puestos nuestros derechos laborales”.
En cuanto al debate terciario/universidad, explicó que cambia en cada país y que ha tenido resoluciones ligadas a las tradiciones locales. Relata algunos ejemplos como los casos de Francia y Uruguay. En el primero, destacando que la formación docente se planteó hace varios años hacia la obtención de un grado de Master, pero que en el año 2012 se cierra esa experiencia para volver a la de los institutos especializados de formación docente, que están diseminados por todo el territorio. En cuanto a uruguay, comenta que la formación docente en el año 2008 pasó a ser universitaria pero que el proceso lleva 10 años de debate en los que se pudo construir consensos y acuerdos. En cambio en CABA, el proyecto irrumpe de manera abrupta y sin tiempos de análisis, reflexión y menos aún diálogo.
Propone pensar en términos situados, en relación con las tradiciones. Define a los institutos de formación docente como sujetos político-pedagógicos que se enfrentan a un gobierno que deslegitima los sujetos políticos. Habló del “ninguneo” que han sufrido las instituciones formadoras de la Ciudad de Buenos Aires ante la presentación de este proyecto y lo explica en el marco de un proceso de invisibilización y desprecio por la docencia. La desautorización pública se constituye hoy en un rasgo de las políticas y destaca que el acto de enseñar es potente en tanto los docentes estemos autorizados.
Algunos puntos finales que me llevo de esta riquísima instancia de debate:
- Está más que claro que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires diseñó este proyecto no solamente a espaldas de las comunidades educativas involucradas sino también desconociendo a los especialistas en el tema.
- Todo proceso de cambio educativo requiere un diseño cuidadoso en términos de las políticas públicas, que obedece a una serie de condiciones. En este caso de la Ciudad de Buenos Aires, claramente no están dadas ni por los tiempos, ni por la historia ni por el impacto que podrían tener a futuro y que no ha sido ni siquiera bosquejado. Esto se constituye lisa y llanamente entonces en un acto de irresponsabilidad política.
- Tocar la formación docente es afectar la totalidad del sistema educativo. Nada de esto puede hacerse sin debates reales ni consensos.
- Tenemos mucha historia que explica nuestra actualidad de la formación docente y que condiciona todo diseño de estrategias de mejora. Desconocerla tiene consecuencias que no podrían revertirse en muchos años.
- Lo que propone el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para los profesorados debe verse enmarcado en políticas educativas que promueven la invisibilización de los docentes y su desautorización, con el objeto de lograr que el colectivo de maestros y profesores se silencie y acate mansamente lo que se le impone, tanto en orden a lo salarial y sus condiciones de trabajo, como lo que atañe al aplastamiento de la participación y la anulación de la vida democrática de las instituciones. La vuelta a un modelo estrictamente verticalista y burocratizado facilitaría así el alcance de objetivos políticos más amplios.
Mucho para seguir pensando, discutiendo y analizando. ¿Le importará algo de todo esto a quienes nos gobiernan?
Excelente artículo. Me queda, sin embargo, la incertidumbre de no tener claro cuál es el rol político de los gremios docentes y por qué parecieran no tener una agenda común cuando se trata de defender los derechos de los docentes.
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